sábado, 4 de junio de 2011

Psicología del sexo en la tercera edad

Algunas creencias erróneas pueden contribuir a obstaculizar el disfrute de una adecuada sexualidad en la vejez:
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 "La vejez se asocia inevitablemente a declive del interés sexual"
 "La menopausia disminuye el interés sexual"
 "Es indecente, de mal gusto, que las personas mayores tengan intereses sexuales"
 "La sexualidad es cosa de jóvenes"
 "El sexo es, básicamente, el coito; otro tipo de relaciones sexuales son extrañas o inadecuadas"
 "La actividad sexual en la vejez es mala para la salud, debilita a las personas"
 "Las personas mayores ya no necesitan tanto como los jóvenes el mantener relaciones sexuales"
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Los mayores de 60 años no sólo quieren sexo, sino que lo tienen y es parte fundamental en sus vidas. En esta edad se pierden muchas inhibiciones y se siente la necesidad de gozar con libertad de los placeres del sexo que quizás se mantuvieron ocultos en la juventud. Se puede experimentar la sensación de que el tiempo se escapa y que es la oportunidad de hacer lo que nos plazca siempre y cuando no moleste a otras personas. Hay más tiempo y energía para dedicarlos al sexo. En las últimas etapas de la vida, para la mayoría de las personas ha llegado el momento de hacer todo con más lentitud y de saborear los mejores momentos del sexo. Las estadísticas internacionales marcan que más del 60% de las personas mayores de 65 años pueden clasificarse como “sexualmente activas”. Además 1/3 de los mayores de 80 años tienen vida sexual activa.
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La disminución de la actividad sexual en la vejez se relaciona tanto con los cambios físicos debidos al envejecimiento, como con la influencia de actitudes y expectativas impuestas por el entorno social, así también como con factores psicológicos propios del individuo. Muchos de los factores psicosociales que influyen en la aparición de problemas en la actividad sexual en los jóvenes también intervienen en los que presenta el hombre mayor, es decir, el que no disfruta de joven seguirá sin hacerlo en las distintas etapas de su vida, si no pone remedio a tiempo.
 
Algunos de los factores psicológicos que pueden interferir con un adecuado disfrute de las relaciones sexuales en la vejez son los siguientes:
  • Los hombres pueden temer que la impotencia se convierta en un problema más común a medida que van envejeciendo. La excesiva preocupación por la posibilidad de volverse impotente, puede causar un estrés suficiente para producir problemas de erección, y como consecuencia de ello, hacer que el hombre despliegue una auto atención excesiva durante el acto sexual, la cual suele ir acompañada de sentimientos de aprensión o ansiedad ante la posibilidad de que la erección sea difícil o imposible. O tal vez, al pensar que la impotencia es algo "normal" en la etapa de la vida en la que se encuentra, es improbable que la persona se plantee posibilidad de solucionar el problema.
  • A algunas mujeres, los cambios físicos normales -un cuerpo menos firme, el cabello gris, las arrugas- pueden hacerles sentir que son menos atractivas para el sexo opuesto, y pueden vacilar antes de expresar su interés sexual. Una mujer que se preocupa por sus cambios de apariencia a medida que va envejeciendo, puede pensar que su compañero ya no la encuentra atractiva y estos pensamientos, pueden asociarse a conductas no favorecedoras de la salud sexual, tales como emitir menos conductas de seducción, disminuir la frecuencia con la que inicia interacciones de tipo sexual, arreglarse menos, etc. Y muchas veces se ven confirmados esos pensamientos por la actitud de los hombres de desear tener a alguien más joven a su lado. Aunque no podemos olvidar que, este tipo de conductas en la mujer, pueden favorecer el cumplimiento de las expectativas a través del mecanismo conocido como "profecía auto cumplida".  
  • El mantener estándares y metas de belleza física juvenil puede interferir con la forma de disfrutar del sexo tanto de hombres como de mujeres, aunque es probable que esto ocurra de forma especial en el caso de las mujeres puesto que en nuestra sociedad la presión social para cumplir metas de belleza física se ha ejercido y se ejerce de manera especialmente intensa con las mujeres.
Generalmente nunca se pierde el deseo sexual, al contrario, en muchas personas aumenta, y se mantiene adecuadamente y permite a las parejas o a los individuos mantenerse con una suficiente capacidad de relaciones sexuales. Entre las causas más importantes de disminución del deseo sexual entre parejas establecidas es la separación de las mismas, generalmente por viudedad, especialmente en la mujer, la cual pude anular completamente el deseo sexual; el hombre tiene más facilidad para encontrar un nuevo rumbo sexual.
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Otro factor importante en la mujer que puede modificar el deseo sexual es la aparición de la menopausia; algunas mujeres, pocas aún desgraciadamente, se sienten liberadas de la posibilidad de la maternidad y aumentan tanto su deseo sexual como su expresión sexual. La menopausia afecta a la posibilidad de la reproducción, no a la posibilidad de tener orgasmo ni a la existencia de deseo. Es muy importante señalar que las mujeres regulan su deseo sexual gracias a una hormona que se produce en las glándulas suprarrenales (testosterona) y que es idéntica a la masculina pero en pequeñas cantidades. Como la glándula suprarrenal no envejece, el deseo puede persistir siempre, pues siempre se producirá esta pequeña cantidad de testosterona.
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Podemos asegurar sin temor a equivocarnos que las mujeres guardan su capacidad de tener orgasmos inclusive en edades muy avanzadas, aún más allá de los setenta años. Muchas mujeres pierden esta capacidad por factores psicológicos, los cuales en su mayoría provienen de la sociedad y, cpon frecuencia, de su pareja que descubre asombrada esta capacidad y la envidia. La imposibilidad de realizar el coito en muchas ocasiones, hace que se busquen otras conductas alternativas, aunque igualmente satisfactorias, como la masturbación. La manipulación preliminar, las caricias, la sensación de intimidad y los masajes son algunas de las técnicas que satisfacen plenamente. La tercera edad es una época donde se puede dar rienda suelta a la imaginación y disfrutar plenamente del sexo y los juegos sexuales. Se conoce la existencia de una estrecha relación entre la actividad sexual mantenida en la vejez y la sexualidad ejercida durante la juventud.
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Esta aproximación al aspecto psicológico del sexo en la tercera edad, nos muestra que, en contra de lo que muchos piensan, no sólo se sigue disfrutando del sexo, sino que el Bdsm no tiene más contraindicaciones que las que le queramos poner cada uno de nosotros. Se seguirá disfrutando siempre, sólo depende de nosotros y del sentido común que tengamos, ya que el deseo siempre existirá.

1 comentario:

Gea dijo...

Que fantástico blog, me parece genial que haya alguien que dedique su tiempo a ayudar a los demás, compartiendo su experiencia y conocimiento, de esta forma tan altruista.

Además está muy bien documentado, me quedo por aquí.

Un saludo.